Recordando por una foto.
Ordenando el desorden de este lugar,
encuentro esas imágenes tuyas.
Estabas con esos ojos tan llenos de vida,
mientras yo sólo recuerdo unos ojos cerrados,
tan llenos de tristeza y a la vez tan llenos de paz.
Supongo que cerraste los ojos porque te cansaste mirar,
pero lo que abre mi vacío es que lo último que hayas visto sea la muerte
¿Era tanto pedir una noche diferente y una mañana igual a las otras?
De haberlo sabido, no sacrificaría mi infancia de cuentos,
de haberlo sabido no buscaría esa compañia en las mañanas que ahora no tienen desayunos.
Pero vos sí sabías por quiénes dejar de vivir, sabías por quién ibas a dejarte morir.
Lo que no sabías era que al domirte yo iba a quedar despierto y no iba a aparecer en tu sueño;
y al quedarme descubrí que fue una forma diferente de irme.
Y por más que quiera verte, no me voy a entregar a la derrota de la vida,
a no ser que sea el mejor pasaje, de no serlo sólo habrá que esperarla.
Me enseñaste a no perfumar verdades y que a la vez,
la mentira muchas veces no tiene patas cortas,
sino que a veces es muy alta e irrevocable.
Pero tu mentira no fue así, ya que promestiste no entregarte a la derrota.
Y yo ahora esperando que alguien me dé respuestas de por qué tu viaje a la eternidad
siempre pesará en mi cabeza y en mi corazón cada vez que abra tu puerta y no te encuentre...
encuentro esas imágenes tuyas.
Estabas con esos ojos tan llenos de vida,
mientras yo sólo recuerdo unos ojos cerrados,
tan llenos de tristeza y a la vez tan llenos de paz.
Supongo que cerraste los ojos porque te cansaste mirar,
pero lo que abre mi vacío es que lo último que hayas visto sea la muerte
¿Era tanto pedir una noche diferente y una mañana igual a las otras?
De haberlo sabido, no sacrificaría mi infancia de cuentos,
de haberlo sabido no buscaría esa compañia en las mañanas que ahora no tienen desayunos.
Pero vos sí sabías por quiénes dejar de vivir, sabías por quién ibas a dejarte morir.
Lo que no sabías era que al domirte yo iba a quedar despierto y no iba a aparecer en tu sueño;
y al quedarme descubrí que fue una forma diferente de irme.
Y por más que quiera verte, no me voy a entregar a la derrota de la vida,
a no ser que sea el mejor pasaje, de no serlo sólo habrá que esperarla.
Me enseñaste a no perfumar verdades y que a la vez,
la mentira muchas veces no tiene patas cortas,
sino que a veces es muy alta e irrevocable.
Pero tu mentira no fue así, ya que promestiste no entregarte a la derrota.
Y yo ahora esperando que alguien me dé respuestas de por qué tu viaje a la eternidad
siempre pesará en mi cabeza y en mi corazón cada vez que abra tu puerta y no te encuentre...