La indecisión deseada
Palabras tras tachones, se complica llenar una hoja
y las ganas de descargar letras, se están convirtiendo en ansiedad.
Una luz que transforma el papel blanco en amarillo
y un motor que no me deja dormir. Y acá arrojado en la tinta,
con miles de ideas mudas, con miles de sentimientos sin nombres
y sin adjetivos que clasifiquen mi estado.
Años de estar atrapado por una imagen,
con unas cuantas trampas al intentar salír;
me doy cuenta en este insomnio que me siento traidor a mis códigos.
Para salir de esta imagen, es probable romper un viejo respaldo,
que me sostuvo cuando la imagen me maltrataba.
Pasando ese escape, es probable que me cure de tanto recuerdo,
pero acá, lo tengo a él, y la indecisión que deseo y me seduce,
me está haciendo apostar en mi contra (o a favor tal vez).
Pero es tarde para cambiar de juego o de vicio.
En el derrame se me está cayendo una amistad,
una de las únicas que me sostuvo en el pasillo pintado de rostros,
iluminado por aquel nombrado farol. Con esta pérdida,
el farol va a terminar de apagarse.
Y no quiero volver a aprender a caminar sin luces,
sin nada ni nadie para chocarme en la escuridad.
y las ganas de descargar letras, se están convirtiendo en ansiedad.
Una luz que transforma el papel blanco en amarillo
y un motor que no me deja dormir. Y acá arrojado en la tinta,
con miles de ideas mudas, con miles de sentimientos sin nombres
y sin adjetivos que clasifiquen mi estado.
Años de estar atrapado por una imagen,
con unas cuantas trampas al intentar salír;
me doy cuenta en este insomnio que me siento traidor a mis códigos.
Para salir de esta imagen, es probable romper un viejo respaldo,
que me sostuvo cuando la imagen me maltrataba.
Pasando ese escape, es probable que me cure de tanto recuerdo,
pero acá, lo tengo a él, y la indecisión que deseo y me seduce,
me está haciendo apostar en mi contra (o a favor tal vez).
Pero es tarde para cambiar de juego o de vicio.
En el derrame se me está cayendo una amistad,
una de las únicas que me sostuvo en el pasillo pintado de rostros,
iluminado por aquel nombrado farol. Con esta pérdida,
el farol va a terminar de apagarse.
Y no quiero volver a aprender a caminar sin luces,
sin nada ni nadie para chocarme en la escuridad.