martes, mayo 22, 2007

Y acá, obligado a terminar el día.

Dormirse para despertar, y tener que llegar a tiempo ahí,

donde me enseñan lo que tengo que repetir.

Lo que tenga que repetir, ese día que me despierte,

no para aprender, si no, para enseñar.

Y me resigno cada mañana, a escuchar personas que con un papel, aseguran su saber.

Y no se cuestionan si su saber, no cambió o se refutó como todo lo demás.

No les molesta vivir de electricistas del sistema, conectando y desconectando gente.

Son quienes le aseguran al rebaño, que su realidad recta y su objetividad inexistente,

van a seguir existiendo como siempre.

El rebaño se queda tranquilo, mientras dentro del corral,

no haya nadie que amenace con cambiar una tabla o en abrir la tranquera.

Y esas personas que sugieren pensar, quedan afuera del alambrado que encierra un mundo

hipócrita, lineal y triste, que no tiene necesidad de morir.

viernes, mayo 11, 2007

"retrospeccion"

otro día que pasó,
otra noche que transcurrió,
otra mañana sin luz...
mas laberintos de telarañas,
miserias en todo el mundo,
una sensación de desolacion inexplicable,
necesidad de un poco de vos...
la humedad se impregna en mis huesos,
la nada de tus ojos me angustian..
la noche se apodera de mi, y mis sentidos se agudizan
perdiéndome en la oscuridad de mi vagar sin rumbo,
ahora estoy lejos, muy lejos de la realidad,
sin poder caer a tierra, y sin nadie que me la sostenga.
voy más allá del todo,
que se apodera de mí...
para ver lo inexplicable ,
lo confuso ,
lo misterioso,
de una perspectiva distinta...
trasendiendo toda lógica
la posible lógica de mi destino.

martes, mayo 01, 2007

Dejo allá, en la luz, los perros que ladran al aire y los motores de la gente obligada a vivir. Para empezar a matar los ruidos y empezar a escuchar los cercano: las hojas que se chocan, la respiración, los latidos y los pájaros que todavía no se resignaron a la noche. Y de a poco, empiezo a caer y el silencio me envuelve.
Ahora, camino por esta celda y mi carcelero, el silencio, me clava la vista.
Otra vez me obliga a escuchar los ruidos que no hacen lo que tendrían, y el grito de los sonidos mudos que no paran de aturdir.
En toda esta paz, empiezo a mirarme, escucharme y preguntarme por dentro, si tanta contradicción y veneno van a matar esta voz que sólo se escucha en el velorio de los sonidos. Si tanto olvido y el no querer recordar, van a enmudecer los silencios, para por fin, arrojar el último
palazo de tierra de esta nada que hace pensar en todo lo que envuelve.