domingo, octubre 29, 2006

invitada al cielo de los inocentes

Yo parecía estar contra mí. Mi locura, mi soledad, ella. Creía que podía cambiar, pero al tiempo, me di cuenta que era imposible. En un intento de creer en ella, de derrumbar mi soledad, y de terminar con mi locura, todo se oscureció y nada salió como en un sueño de alguna noche que alguna vez tuve, no. Yo pensando que todo podía remediarse, traté de entenderla y traté de entenderme.
Pasó el tiempo, y yo me cansé. Ya nada era limpio, ya nada era fiel, ya nada era humano si quiera. Todos mal, todos conflictivos, agresivos, todos oscuros. El tiempo pasó aun más, y yo no reaccionaba, yo no veía detrás de las ventanas con vidrios claros y pulcros. Yo no veía nada en ningún lado.
Me olvidaba, y renacía. Me olvidaba y renacía. Nada cambiaba. Nada cambiaba. Desesperación e ignorancia por la vida, me convertí en un imberbe, en un pasado. Me convertí en algo que yo, no era ni fui.
Un día, el cielo grisáceo, temprano pero con apariencia de ser más tarde, con olor a tierra mojada, a lluvia futura, mis ojos alargados hacia el piso, mi boca sin palabras, mis manos sin nada. Mi ser sin salida. Ese día, deprimente, como cualquier domingo hice mi rutina. Me levanté a las 11.30 AM preparé un café, para mi, y un nesquik para Rocío, unas pocas tostadas para los dos y dejé algunas para cuando ella vuelva de anda a saber quién sabe dónde. Desayuné con Ro y fuimos a dar una vuelta en bici, y de paso a comprar para cocinar. Volvimos y cocinamos juntos, almorzamos y en el momento que yo levantaba la mesa, tocan la puerta. Sí, era ella. Ninguna palabra, ningún gesto, nada. Solo entró, se bañó y se cambió, y se sirvió un té con tostadas de la mañana. Ro la miraba esperando respuestas, yo la miraba deseándole odio. Luego de un rato, al fin cruzamos palabras. Un par, pero algo es algo. Tapamos el silencio para aumentar el ruido. Rocío me pidió ir a lo de una amiguita, y así fue. La llevé en bici hasta la casa de Flor, y allí se quedó. En el transcurso de vuelta a casa, pensaba en qué decir cuando la vea a ella frente a frente, solos. Y nada me surgió, las cosas planeadas son un viento en contra, analicé. Entré y no la vi, ella no estaba. No habían pasado ni 2 horas y ya se había ido sin una charla, sin un beso de su hija ni mío.
Un día grisáceo, domingo, con olor a tierra mojada, a lluvia futura, yo busqué a mi hija, temprano pero tarde según el cielo. Como de costumbre, las preguntas de Ro no tenían respuestas "¿Dónde está mamá? ¿Cuándo vuelve mami? ¿Por qué mamá nunca está?". Pero este día, el planteo de Ro, fue completamente distinto y me abrió los ojos. Sí, una nenita de 6 años abrió mis ojos y me despertó. Ella dijo, mientras dejaba sus pertenencias en el sillón, "Pá, los papis de Flor se dan besos y hablan mucho, ¿por qué vos y mamá no son así?". Las palabras se escaparon, me volví mudo de un segundo a otro, mis palpitaciones se borraban con cada suspirar de ella, mis pasos vulnerablemente desaparecieron, mis lágrimas se asomaron pero se contuvieron. Mi única reacción fue decir "no todos somos iguales, las cosas van a cambiar, hija", la abracé y susurré, "cambiarán, cambiarán...".
Cenamos, y la acompañé a su cama para que pueda dormir, tenía que concurrir a la escuela al otro día, a 1º A. Yo, cansado de ella, de la mujer que encarcelaba mi vida, aumentaba mi locura, creaba mi soledad y encima, me traía desconfianza, decidí arreglar las cosas. Ver qué escondía, porqué esas horas de llegada, porqué tanto misterio, porqué tanta frialdad, yo me preguntaba cada segundo de esa noche que soñé "¿Por qué mierda tenía una mujer así al lado?", obviamente, ninguna respuesta coherente, ninguna razón, ninguna explicación para mi hija.
Lunes, un día normal, menos deprimente que el domingo, más activo que el domingo, un día más largo, pero a la vez más rápido. Y pasó.
Martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo de nuevo. Un domingo exactamente igual que el anterior, y que el anterior al anterior, y al otro, y al otro...más planteos, más preguntas, más cansado yo estaba.
Llegó el miércoles, ella no volvía desde el lunes a la tarde, no atendía, no respondía. Rocío no paraba de preguntar y ponerme más loco que lo que ella me volvía. Yo no paraba de pensar en la situación de soledad en la que estaba viviendo.
Esa noche, sin explicaciones, sin un por qué; luego de ver el auto rojo de donde bajaba ella; el auto rojo de un hombre, de donde bajaba ella; el auto rojo de un hombre que la besó, de donde bajaba ella.
Rocío, no volvió a preguntar. Yo, terminé con mi soledad real. Rocío, dejó de llorar. Yo, me volví más loco.


Ella, mientras los miraba abrazados en la cama en un sueño eterno, deseaba haber compartido un domingo con esos ilusos que cayeron en su juego.
Y para no caer ella en la soledad derrumbada, ni en la locura perpetua, ni en las explicaciones no encontradas para una niña de 6 años, ella, los abrazó, admitiendo que se arrepentía. Ella entró con ellos a ese sueño eterno.



me pegó re fuerte eso q pasó.
(vir·)

martes, octubre 24, 2006

De tangos y burdeles

Una gran ciudad, fundada por colonos españoles, llena de historias, de guerras, de corrupción, de mentiras y violencias.
Una ciudad inundada por una mañana gris y que hoy huele a lluvia. En esta gran ciudad, nombrada capital yo me crié, ahora vuelvo al gran Buenos Aires imponente y recordada por sus tangos y burdeles. Me acuerdo recorrer el bajo, con sus callejuelas y pasadizos, por Bouchard y Viamonte , donde desde las ventanas de los prostíbulos , se veía a ellas sentaditas en su marco, con la mirada perdida y un dejo de tristeza y desolación, ausencia…Mirando la gente pasar y a aquellos caballeros solicitando su servicio. Recuerdo "El gato negro" , ese bar , en esa esquina tan concurrido , por los tangueros , siempre con su uniforme , listos para deslizarse por el piso de madera , esa calidez y dejadez , tristeza que transmitía el tango , con su sonoro bandoneón .Esa agilidad y pasión del que lo tocaba , se notaba que disfrutaba de ese vacío que provocaba. Ahora que estoy aquí los recuerdos me atacan , "El gato negro" está igual , con algunos años encima no más , el mal trato del tiempo ,visto en esta nueva época, es un monumento para la historia de esta vieja ciudad en la que yo me crié. Buenos Aires , mi gran Buenos Aires.
Recuerdo que todos los viernes había un viejo de bigotes al estilo franchute sentado en la misma mesa de la misma esquina. Nadie conocía su nombre, pero en sus ojos se notaba esa ausencia ¿A quién esperaba? Porque nunca faltaba esa rosa rojo carmesí , en su mano surcada de arrugas..Había en su mesa un whisky a la brasas que dejaba siempre a medio terminar. Quizás para ella ... dejaba la rosa sobre la mesa y se marchaba, silenciosamente , sin decir adiós.
Recuerdo a la joven Carlota. Qué piernas ,qué sensualidad al bailar , la mejor que he visto bailando el tango …Su perfume me viene a la mente y me vuelve a enamorar .¿Qué será de esa joven muchacha?¿ Que habrá sido de este triste viejo?¿Qué fue del Buenos Aires y del tango de aquella época , allí por el 1908?

jueves, octubre 19, 2006

¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá!
¡No me sale la voz, mamá!
¡Ojalá que me escuches, mamá!
¡Que desesperación, mamá!
¡Algo viene por mí, mamá!
¡No sé! ¡No lo veo! ¡Pero me desespera, mamá!
¡¿Por qué no puedo correr, mamá?!
¡Siento como si el viento me lo impidiera, mamá!
¡O como si las piernas no me respondieran, mamá!
¡Mi espalda mira sin ojos lo que me persigue, mamá!
¡Que sensación más horrible, mamá!
¡Que increíble desesperación, mamá!
¡Hacé algo, mamá!
¡Grito; pero es como si el viento me devolviera las palabras, mamá!
¡Nunca me pasó esto, mamá!
¡No se que hacer, mamá!
¡Me siento inútil ante tal desesperación, mamá!
¡¿Qué está pasando, mamá?!
¡Hey! ¡Mamá!
¡Mamá!
¡Mamá!
¡Mamá!
¡Mamá!
¡Mamá!
¡Mamá!
¡Mamá!
¡Mamá!
¡Mamá!
¡Mamá!
Sacáme de esta pesadilla.

And I don't know how to get out

Esa guitarra repetitiva

Esa voz liberal

El bajo

La batería

Esos sonidos

Esa canción...

Cómo me atrapa,

cada vez más y más.

Y estoy sumergido en un mar de reflexión

que me toca la neurona más sensible

y veo cosas sin mirar.

Y sigo entrando y entrando,

y no sé cómo salir.

Y las lágrimas se me vienen a los ojos.

Y no sé como salir.

Y sigo esperando.

Y no sé como salir.

Y empiezo a sentir

y a amar,

y a respirar el verdadero aire

y a madurar.

Y entiendo...

entiendo la vida,

el por qué de todo.

Y no sé cómo salir.

Y sigo amando más y más.

Y las lágrimas ya cayeron.

Y no sé cómo salir.

Y no sé cómo salir.

No, no lo sé...



Sólo queda esperar el final y así empezar...

a vivir.




La música pega más q cualquier droga... se los aseguro.

Galenzo

Melancolia

Melancolía


Caminando por la calle

veo a la gente reír

y me acuerdo que

en mi zapato hay un piedra

que ya estancada, no quiere salir.

Nadie me alcanza la escalera

para salir de ese pozo

del cual creeo encontrar la salida,

pero luego me doy cuenta,

que a mis ilusiones no renuncio

y de mis desiluciones no aprendo.

Y de apoco me doy cuenta

que tengo dos problemas

para cada solucion.

Que no puedo pensar como zurdo

viviendo como burgués.

Porque en este mundo

soy solo uno entre millones

Vivo en un lugar de genios

y los genios no se llevan bien entre sí.


futuro gemelo..


Razones ilógicas,
vida vulnerable,
pasado incompleto,
en estas rutas desviadas,
en las que mi presente perdido y desolado,
busca y no encuentra un futuro.
Cansado y más débil que la vida,
frena, atrofiando los pensamientos,
deteniendo cualquier sentimiento,
y congelando cada péndulo.
Las ideas prohibidas,
los llantos secos y sus sonrisas dibujadas,
fueron nada más que el motivo,
de aquella separación,
de la voz de sus labios,
de mis oídos de su música,
de sus caricias de mi piel,
de mi vida de su vida.
Los sueños desesperados,
fueron sentimiento y luego mentira.
Los gritos ahogados,
derrivados por las olas de angustia
flotaron en la interperie de la ausencia.
Las miradas ignorantes,
la falta infaltable,
y los lamentos en cada recuerdo,
no se deshicieron aun.
Todavía está esa reencarnación,
y si existiera un nuevo entierro,
una nueva resurrección, aquí sucedería.
Una nueva pérdida.
Un nuevo presente.
Una nueva lágrima.
Nuevo pensamiento,
y el miedo al rechazo.
Un nuevo fracaso.


(vir·)

viernes, octubre 13, 2006

Despertarse para soñar

Visiones entre un ver oscuro,

ilusiones tramposas de puertas

que no muestran luz, pero sí,

el regreso a la realidad.

Esta realidad sin sueños,

esta realidad que se vive como pesadilla.

Realidades que no ocultan caminos inconclusos,

caminos que siempre obligan

a volver a la intersección

para tomar otra decisión equivocada.

Tomar caminos es lo que me come mi tiempo

hasta que mi cuerpo consume toda mi energía.

Es cuando caigo en el reposo que me acompaña

a viajar de nuevo a ese mundo oscuro

de puertas cerradas

para abrir la última

y volver a comenzar la comedia inútil...

**LauCHa**

La última

Volverte a ver,
tus miradas, tus caricias,
ya nada siento como antes.
Ya nada es como antes.
Volverte a ver,
en mis sueños y en mis ilusiones,
en mis cuentos y en mis canciones,
pero nunca, acá, nunca de verdad.
Si supieras y entendieras,
que sólo yo fui quien quiso,
que sólo yo busco el olvido,
que sólo yo rasguño la felicidad,
sin poder completarla.
Sólo yo.
Si tuvieras razón,
si tuvieras piedad de algo,podrías saber
que vos únicamente sos el arrepentido,
que vos únicamente sos el amigo,
que vos únicamente sos mi presente.
Éste mundo imberbe,
que decide y no decide,
que juzga y discrimina,
el sentimiento y la razón.
Éste mundo hipócrita,
que mira y no mira,
que toca y huye,
que ilusiona y mata,
lentamente el sueño.
Y desarma cualquier tipo de irrealidad,
cualquier tipo de fantasía,
hecha y desecha por la vida,
completa o incompleta por un amor,
desesperada y muy esperada por la muerte.
Y yo sigo con ganas de volverte a ver,
por más que duelan las miradas,
por más que me ahogue en el llanto,
vos sos mi vida,
mi muerte y mi más grande ilusión.
Ésta ilusión que no me vive...
me mata.


Sin comentarios.
(vir·)

martes, octubre 10, 2006

Mañana de una noche que aun no acaba

10/10/06

Esa noche me atacó el insomnio y esa mañana al abrir la puerta me golpeó la soledad acompañada de la confusión. Sin encontrarla en la mesa, la mañana empezó a mirarme cayendo en la confusión.

Supuse que estaba dormido, pero no, sino ella estaría como en todos mis sueños.

Fui a buscarla detrás de esa puerta (la última vez que la abrí despierto), y ahí estaba, vagamente iluminada por los colores de la mañana, arrodillada sobre una alfombra que me había acompañado en cuentos, retos, juegos, llantos y risas.

La tomé de su hombro repitiendo el llamado una y otra vez, con voz asfixiada por la incomprensión. Me separé un par de metros, todavía sin entender la situación.

Salí de la habitación sin dejar de mirarla y empecé a caminar a la habitación de mis padres. Los desperté.

-Mamá, la abuela no me responde.

-¡¡Dejala dormir!!- dijo mi padre en voz dormida pero enfadada.

Se escuchó el silencio por unos segundos, girando rompí el silencio diciendo – Está arrodillada contra la ventana.

Y salí caminando por el pasillo y terminé atropellado por mis padres mientras sólo escuchaba su nombre en gritos desesperados.

En ese momento empecé a entender lo que sucedía, me senté contra la pared y empecé a llorar en silencio como siempre. Pasaron mis hermanas al lado mío y volvieron segundos después llorando y me abrazaron en el vano intento de consolarnos entre los tres.

Me levanté y fui a lo que ahora es mi cuarto seguido por mis hermanas. Mis hermanas largaban sus lágrimas y sus llantos desconsolados, ahogados por las almohadas. Mientras yo, miraba al vacío con una laguna de lágrimas en mi cara, pero sin emitir ningún sonido.

Juro haber visto su rostro en el vacío, y yo le sonreí.

Varias lágrimas después, llegó mi mamá y nos dijo que la abuela se había ahorcado con la correa de la perra.

(Recuerdo que tenía un fuerte dolor en la mano, debido a un golpe que me había dado. Y cuando mi mamá nos dio la noticia el dolor cesó totalmente, lo juro.)

A todo esto ya eran las 10 de la mañana, y como todos los sábados de mi infancia, salía a pasear a la perra con dos amigos. Decidí salir igual sin la perra. Caminé con mis amigos por la playa y trataba de comprender lo que había pasado.

Volví a mi casa y me dijeron que se la habían llevado a Bahía Blanca y que ya teníamos que salir.

Emprendimos el viaje más silencioso. Todas las caras sollozas y yo buscando su cara en las nubes.

El cielo tomó color oscuro y empezó a llover como la penúltima vez. No se podía ver nada, sólo se veía un infinito negro. Como el de ahora, sigo sin ver un amanecer, sin encontrar una persona que me pueda hacer despertar de esta noche tan larga. Con el único consuelo de ver su cara en el cielo de mis sueños, y con el miedo a mi propia casa que me atemoriza en la pesadilla que vivo despierto, y a la hora de morirme en el sueño, es cuando me llega la paz al verla viva en el cielo de mis ilusiones.

Necesitaba escribirlo

Laucha

lunes, octubre 09, 2006

Si ves al futuro, decile que no venga.

Tus silencios cubren mis espacios

Mi presencia los desarma.

No te puedo hablar;

en una calle vacía donde nadie nos ve

en una plaza sorda, donde nadie nos oye

en una mirada sin nadie reflejado.


Ni la mentira más creíble

ni la afirmacion más confusa

ni la depresion más alegre

me llevarán hasta tu corazón

Destruiria los silencios,

para desatar un simple te quiero,

y así deshacerme de la desolación

con la que carga mi corazón

Pero la mochila que llevo conmigo no se deja vaciar,

Porque hay algo que se deja amasar

que no se quiere borrar,

que no se quise terminar.

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Un poco de esto, un poco de lo otro.

El titulo no es mio, lo dijo Castelli antes de venir y me pego bastante.