¿Cómo medir un año?
Cierra la cuenta que debe cerrar aunque no pueda.
Los trescientos sesenta y cinco días, el marzo, el otoño, otra vez la navidad.
Vidrieras con colores que cambian a los tres meses y vos en las mismas veredas un día y otro día y otro día hábil.
Noches en lugares que no sé dónde están, dos horas, treinta minutos en tu banda angosta, haciendo enter.
Entrás, salís, entrás, salís y otro abril otro setiembre.
De pronto el verano y ayer tu bufanda y el culo contra el calorama.
De pronto sidra y brindis y ayer corregir las pruebas infinitas a las cuatro de la mañana.
Ruedan las horas alrededor de la mesa. Minutos delivery, días picando cebolla y morrón.
La casa se llena de ese perfume de torta que se hornea. Un mes y otro; algunas veces.
Está el amor, el abrazo, el reloj detenido con los masajes, el mate y las películas.
Están los minutos y minutos de consuelo y desconsuelo. Después del desconsuelo viene la muerte y viceversa.
Tanto tiempo de tenedores, góndolas y trapos de piso.
Y mientras tanto crecen los hijos cada día y te dicen y no te dicen.
Una noche despertaste y eran ladrones. Un día brillaste y grabaste el brillo. una mañana puteaste, una tarde aplaudiste. Aquí y ahora hacés un balance panorámico. Chin chin.
Fela
Los trescientos sesenta y cinco días, el marzo, el otoño, otra vez la navidad.
Vidrieras con colores que cambian a los tres meses y vos en las mismas veredas un día y otro día y otro día hábil.
Noches en lugares que no sé dónde están, dos horas, treinta minutos en tu banda angosta, haciendo enter.
Entrás, salís, entrás, salís y otro abril otro setiembre.
De pronto el verano y ayer tu bufanda y el culo contra el calorama.
De pronto sidra y brindis y ayer corregir las pruebas infinitas a las cuatro de la mañana.
Ruedan las horas alrededor de la mesa. Minutos delivery, días picando cebolla y morrón.
La casa se llena de ese perfume de torta que se hornea. Un mes y otro; algunas veces.
Está el amor, el abrazo, el reloj detenido con los masajes, el mate y las películas.
Están los minutos y minutos de consuelo y desconsuelo. Después del desconsuelo viene la muerte y viceversa.
Tanto tiempo de tenedores, góndolas y trapos de piso.
Y mientras tanto crecen los hijos cada día y te dicen y no te dicen.
Una noche despertaste y eran ladrones. Un día brillaste y grabaste el brillo. una mañana puteaste, una tarde aplaudiste. Aquí y ahora hacés un balance panorámico. Chin chin.
Fela
Ay Fela, flashero. Delirante....como la autora.
te quierooo..gracias.
vir.
Escrito por
Pezave |
14/1/07 11:31 p. m.
me da un cacho de tristeza entrar en l blog....se extraña el taller...aunque esta es una manera de estar conectados asi q bienvenida sea....dios, como se extraña el taller q feo..
besos fela!
anis
Escrito por
Conelmate |
15/1/07 3:15 p. m.